de
St. Andrews
a Edimburgo

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El último día del viaje siempre parece el menos pesado. Porque sabes que lo duro a pasado y solo queda lo bueno. El llegar victorioso a tu destino. Sin embargo, en esta ocasión, la suerte iba a depararnos una desagradable sorpresa.

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En bicicleta nunca puedes sentirte seguro del todo. Hacía mucho viento y la carretera secundaria atravesaba enormes praderas de verde. Algunos coches a gran velocidad y, de pronto, un adelantamiento en dirección contraria hace que el primero del grupo frene… y ese frenazo es un peligro que se multiplica.. porque frena el segundo, el tercero y caso uno se demora unos segundos… hasta que una rueda choca con otra y uno de los ciclistas cae al suelo. No pareció una caída muy grave, como tantas otras que hemos tenido. La cuneta tenía mucha vegetación y era blandita pero la muñeca debió golpear contra el suelo y estaba muy hinchada… con pinta de estar fracturada.
Un incidente así lo camba todo… y solo agradeces que haya ocurrido en la última etapa del viaje.
Replanteamos la etapa y nos desviamos hacia Cuper, donde poco antes, mientras nos servía el desayuno, nuestra anfitriona nos había dicho que había estación de tren. Y subir a un tren, con las bicicletas cargadas con sus alforjas y una mano menos, es todo un reto… pero lo conseguimos. Así llegamos a Edimburgo. Tuvimos que hacer malabares para devolver las bicicletas con un brazo menos. Hicimos dos viajes desde el hotel a la tienda y asunto resuelto. Y como mañana volvemos a españa, compramos una férula para la muñeca enferma y nos abstuvimos de visitar el Servicio Publico de Salud Británico.
La noche final nos regaló una cena memorable en un restaurante de fusión griega y turca, con platos de cordero y postres de pistacho y miel, mientras planeábamos el regreso a Gran Canaria, esperando analizar esa muñeca tras tantas caídas y epopeyas.
Así se escribe la aventura cicloturista por Escocia: un relato de paisajes majestuosos, esfuerzo compartido, risas entre amigos y una colección de recuerdos que sólo la ruta y la carretera pueden regalar.

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